Sitio web corporativo y comercio electrónico. Se trata de dos términos muy propios de nuestra época, que más que eso, términos, son dos herramientas que desde ya deberíamos estar aprovechando para ganar unos cuantos centavos.
Pero si vamos a hacerlo, hay que hacerlo bien para no morir en el intento.
Y para arrancar con nuestro sitio web corporativo y comercio electrónico, lo primero es mostrar de forma clara la información de la empresa. Cualquiera confía más en una empresa si existe forma de contactarla, tanto a través de un correo electrónico y de ser posible, un número telefónico.
Continuando con el tema de la confianza, mostrar la política de atención al cliente así como el proceso de devoluciones, son un par de “detalles” que le darán más tranquilidad al posible cliente por si “algo sale mal”.
Otro aspecto que debe quedar bien claro, es lo que estamos vendiendo. La información sobre el o los productos y/o servicios ofrecidos, deben estar perfectamente bien explicados.
Ya que tenemos toda la información a la mano, lo siguiente es comprar, ¿verdad? Pues en este punto, hay una regla casi universal: el cliente no es paciente. Y la verdad es que no tendría por qué serlo. Si ya decidió qué va a comprar, el proceso no tendría para completar su transacción no debería ser tardado. En ese sentido, nuestra página debe cargar la información lo más rápido posible, y la forma de comprar cualquier producto así como las opciones de pago, deben estar a la vista y ser fáciles de seleccionar.
Algo muy común cuando se comienza en esto del comercio electrónico (o “e-commerce”), es empezar con un catálogo de opciones muy fuerte y al poco tiempo bajar el ritmo. ¡Grave error! Lo mejor, es iniciar si con una cantidad de productos considerable, pero irla acrecentando periódicamente. Si el cliente potencial no ve cosas nuevas, difícilmente regresará de forma constante.
Conocer a nuestro público también es vital. Hay que estar conscientes de quiénes son nuestros posibles compradores; de qué edades, sexo, si son individuos o más bien vamos dirigidos a empresas. Hay que saber quiénes nos visitarán más, para saber qué les interesa y cómo dirigirnos a ellos.
Ahora bien, si ya tienes un cliente, hay que hacer todo lo posible por conservarlo. ¿Cómo? Tratando de realizar una base de datos, que sirva para enviar futuras promociones de manera periódica. Si quedo satisfecho con su primera compra, seguro nos tomará en consideración en un futuro.
Quizás has escuchado el término “diseño web responsivo”. Este concepto se aplica al desarrollo de sitios web, y lo que significa básicamente es que si una página es responsiva, el cliente podrá entrar a ella desde cualquier dispositivo que tenga (teléfono celular, computadora, tablet, etc.), y la página siempre se verá bien.
¿Qué tal y si el cliente vio algo en su computadora, y más tarde lo quiere comprar desde su celular?
Es aquí donde el diseño web responsivo debe mostrar su eficacia, impidiendo que perdamos una venta porque nuestro sitio “no funciona” bien desde un dispositivo móvil.
Como te podrás dar cuenta no es cosa del otro mundo. Pero eso sí, hay que seguir ciertas recomendaciones para hacerlo bien desde el comienzo, si lo que queremos es tener buenos resultados lo más pronto posible.